El Baix Ebre fue un escenario secundario durante la batalla del Ebro pero Tortosa, su capital, se convirtió en una ciudad clave a lo largo de la Guerra Civil en Cataluña. La ciudad sufrió la intensidad de los ataques aéreos de la aviación legionaria y un grado de destrucción de su trama urbano muy elevado. La población fue evacuada y la reconstrucción diseñada por el franquismo perduró durante 20 años. Por otro lado, entre Tortosa y Amposta tropas internacionales cruzaron el río en el inicio de la batalla del Ebro en una operación de trágico resultado; y en la costa, la República erigió varios búnkeres para protegerse ante un hipotético desembarco enemigo.
A día de hoy, Tortosa ofrece múltiples elementos para rememorar aquel periodo; Campredó ha divulgado el espacio histórico de las tropas internacionales; y con respecto a la costa, la mayoría de construcciones se han conservado.