(Andreu Caralt).-12/05/2015.-Miles de personas participaron el domingo en la histórica conmemoración internacional del 70 aniversario de la liberación del sistema de campos de concentración nazis de Mauthausen y Gusen, en Austria. Muy pocos supervivientes pudieron asistir, traspasando el protagonismo a entidades de memoria, familiares, representaciones institucionales y, sobre todo, escolares. Las delegaciones de Italia, Francia y España se significaron por la elevada presencia de alumnos, mostrando así la voluntad de recoger el encargo de perpetuar la memoria de aquellos hechos para que no se vuelvan a repetir nunca más.
La actividad se inició a las nueve de la mañana con los actos de homenaje de cada delegación ante los monumentos de cada país, levantados en una gran explanada situada frente a la puerta principal del campo de Mauthausen. El acto ante el monumento a los deportados republicanos fue organizado por la Amical de Mauthausen, que reunió cerca de 200 personas, entre ellos muchos catalanes pero también valencianos, menorquines, aragoneses, vascos y madrileños. Entre estos destacaban decenas de alumnos de secundaria que participan en el proyecto ‘Red de Memoria y Prevención del Fascismo, Nunca Más’, que impulsa la Amical. A nivel institucional asistió el ministro de Asuntos Exteriores, José-Manuel García Margallo y el director del Memorial Democrático de la Generalitat, Jordi Palou-Laverdós, a parte de un eurodiputado de ERC y un representante del Ayuntamiento de Lleida, entre otros.
Flanqueado por un improvisado pasillo formado por los asistentes, algunos de ellos con banderas republicanas -la mayoría- y también independentistas catalanas y alguna vasca, varias delegaciones depositaron una ofrenda de flores ante el monumento. Al finalizar, se iniciaron los parlamentos. La música también estuvo presente, con el Canto de la Marsellesa y la emotiva canción republicana ‘A las barricadas‘ cantada por un grupo de alumnos franceses.
Garriga: ‘Perdimos muchas cosas con la deportación’
Megáfono en mano, el presidente de la Amical de Mauthausen, Enric Garriga, instó a las autoridades españolas -representadas por ministro- a asumir las reivindicaciones pendientes del colectivo: el reconocimiento jurídico de las víctimas y sus familiares, el reconocimiento de que con la deportación «perdimos muchas cosas, capital humano, cultural, político y sindical«, el reconocimiento de la culpabilidad de los regímenes de Franco y Vichy en la deportación de los republicanos – «las cosas no pasan por azar«, recordó Garriga-, y el reconocimiento al trabajo de las entidades de memoria durante décadas.
En segundo lugar, Garriga en nombre de la Amical renovó el «juramento» de continuar luchando contra el fascismo, en auge en Europa, y el «compromiso» de continuar trabajando con las nuevas generaciones, «porque vosotros tenéis la fuerza de recoger el testigo de los viejos deportados. Vosotros cavaréis la trinchera y haréis vuestro el viejo grito de: Fascismo nunca más! Fascistas no pasaréis! «.
El director del Memorial Democrático de la Generalitat, Jordi Palou-Laverdós, a su vez, centró su intervención en la necesidad de luchar contra el trabajo esclavo -aspecto protagonista de la deportación de la conmemoración de este año-. En este punto, denunció el trabajo esclavo empleado en la construcción del Valle de los Caídos y la necesidad de unas políticas de memoria integradoras y alejadas, por tanto, de lo que significa el mausoleo franquista. También apeló a denunciar nuevas formas de trabajo forzado, «vigentes hoy en África, Asia y Latinoamérica«.
Margallo: ‘Mi sitio está aquí’
El acto oficial se cerró el ministro de Exteriores. Margallo inició su parlamento, también megáfono en mano, para justificar su presencia, criticada por algunos. «Mi lugar sí está aquí, mi sitio está en cualquier lugar donde un español sufra o haya sufrido. Por tanto, en contra de lo que algunos piensan, mi lugar está aquí«, reafirmó con contundencia. Y continuó. «Hace 70 años aquí se abrieron las puertas del mal absoluto» «. De los 200.000 deportados, 7.532 eran españoles, de los que murieron 4.816» una tasa de mortalidad del 64 por ciento «, recordó. Los millones de personas asesinadas en los campos de concentración y exterminio, afirmó, «nos recuerda que el deber de la memoria no se agota en la conmemoración de las víctimas ni en la condena de los verdugos, la memoria debe ser continua, perpetua«.
En esta línea, recordó que en la actualidad existen grupos terroristas que «niegan la existencia de la otra y siembran el terror«. Es por ello que hay que defender «nuestra libertad y que no nos podemos dejar ganar el terreno ante la barbarie«. El ministro cerró el discurso poniendo en valor la aprobación de una proposición no de ley que instó al Gobierno a realizar un solemne acto de homenaje a los deportados y a reconocer que fueron unos héroes de la libertad. «No olvidaremos, no podemos olvidar«, sentenció. Sus palabras recibieron aplausos, menos que las intervenciones anteriores.
En ese momento, en el interior del campo, en el Appelplatz, comenzaba la celebración final, la marcha de las delegaciones para depositar una última ofrena floral. Asistieron representantes de China, Armenia, Reino Unido, Estados Unidos y Rusia, entre muchos otros. Las comitivas más numerosas fueron la francesa, española, polaca y, sin duda, la italiana, con decenas de poblaciones y ciudades representadas. Uno de los momentos más emotivos fue el canto del himno partisano ‘Bella Ciao’ por parte de esta delegación en voz de sus familiares y adolescentes.
